lunes

Un Nuevo Cielo

Nuevas esperanzas, nuevos cielos dan la mano al futuro. El amor siempre es un objetivo y si lo encuentras...Mejor no lo dejes escapar nunca.
Samarcanda.
Imagen: Chiara Fersini

UN NUEVO CIELO

El diario de mi vida se ha borrado,
colmando tú, todos sus vacíos,
añadiendo los únicos renglones
que de verdad pesan y cuentan.

Ya no existe sinrazón,
tú, mi alegría acrecientas,
ni sal en mi corazón,
mis anhelos siempre aciertas.

Un millón de lunas no alcanzan
cansancio, hastío, ni pena,
mis ganas ya se arrebatan,
nunca tendré más condena.

No habrá miedos que me frenen,
no habrá infiernos desangrados,
ni renuncias que condenen,
ni cielos enladrillados.

Con los muros que hoy derribo
construiré nuestro futuro,
el que fue mi dulce espera,
el que en mis sueños describo,
el que ahora me abandera.

Tú eres ya mi nuevo cielo
y mi sol de caramelo.


©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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miércoles

Entre la Apatía y la Desgana

 “Los hay que nunca serán capaces de ir más allá de su indolente mediocridad.” Un microrelato muy mini. Y es que a veces no son necesarias más palabras… 
Samarcanda

Imagen: Mirella Santana

ENTRE LA APATÍA Y LA DESGANA

Toda la vida de Albertina había sido un impasse, siempre aguardando que llegara ese instante adecuado, justo y oportuno para decidirse, para lanzarse tras su sueño. Demasiado tiempo perdido, nunca fue su momento. 
Cuando supo que le quedaban apenas unos meses de vida, su mejor amigo le preguntó:

-¿Hay algo que desees con muchas fuerzas y no quieras dejar de hacer?

Tras un prudente silencio, Albertina respondió con cautela-. Bien, lo pensaré con calma ¡Las prisas no son buenas!...Y su vida se consumió.


©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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lunes

Fortaleza en el Alma

<<No digo que no haya hombres valerosos, pero  las mujeres lo somos de un modo innato, porque siempre nos lo han puesto más dificil, porque nos crecemos en las adversidades. Somos guerreras invencibles.>>
Samarcanda.



FORTALEZA EN EL ALMA

Mujer que planta cara,
si es preciso doy la vida,
no soporto injusticias,
me sobran las prepotencias.

En la lucha me encontrareis,
ante el temor no me rindo,
nunca cedo si en mi creo,
ni bajaré la cabeza.

La bravura y el arrojo,
cualidades que me escudan,
soy de fragilidad aparente,
así la fuerza es invisible
pero contundente siempre.

Una mujer de altura,
que no está reñida
la valentía y el coraje
con la pequeña estatura.

Y aunque fiera guerrera
en batallas cotidianas,
las lágrimas acuden raudas,
ante los ínfimos gestos
del cariño verdadero.

Solo esta arma me vence,

desafío único al que respondo.

©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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miércoles

No hay desiertos en el cielo

CARTAS AL CORAZÓN
<<Indecisiones que me turban con la maligna intención de someterme, simplemente… no hay que permitirlo.>>
Samarcanda

NO HAY DESIERTOS EN EL CIELO
Amigo mío, hoy pareciera que solo hay atajos oscuros en este cielo, en este desierto que no parece conducir a ninguna parte. Sí, puede parecerlo y sin embargo, quiero pensar que no es así.
En lo alto de mi nube, la que únicamente existe en mi turbada mente, veré pasar otra noche eterna, más nunca me he rendido y no voy a hacerlo ahora.
Engañarme nunca fue escudo a la decepción, no creo ya en las palabras, esas que solo intentan manipular mis sentimientos, flagelar este espíritu abatido, que sigue siendo tenaz y resistente. Creo en mí, es lo más importante y me mantengo aquí arriba, desde donde observo el devenir de mis días, meciéndome entre recuerdos, acunándome en el viento como aquella dulce niña que anhelaba alcanzar el cielo con los dedos, mientras se columpiaba traviesa. Sigo suspendida en un espacio incierto que a menudo me sigue mintiendo, aunque su reflejo cristalino ya no me perturba. Me volví inmune al desaliento.

Alejada voluntariamente de la realidad traidora, sigo mirando hacia otro lado, intentando que la locura no me atrape, y aunque los sueños parecen no llegar nunca, seguiré luchando para que la espera no muera y que en uno de esos ascensos deje de ser quimera absurda.
La vida continúa intentando someterme –y de hecho, ha estado  a un tris de conseguirlo– pero aquí sigo. Creyendo en mis posibilidades en la vida– y lograré  al fin abandonar el vuelo y elegir paisaje. Convencida de que este trapecio de sogas blancas alcanzará pronto su destino. Obstinada en mis empeños, ya aprendí a disfrazar de coraje, el miedo, pintando la melancolía, de esperanza.

Y sé que hoy, por fin, ha llegado el día de recoger los pedazos y recomenzar. Iré hasta donde alcancen mis fuerzas, caminaré con paso firme, porque el futuro me aguarda en la siguiente esquina… y esta vez, voy tras él confiada.

©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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Caricias Añoradas

Esa dulce abuela que te acuna entre sus brazos, ese sueño de cuidados y mimos  imposible de olvidar. Esa tibieza...Pero ¿Y si solo fue un anhelo ?
Samarcanda.

CARICIAS AÑORADAS
Preciosos ojos rasgados,
colmados de tierno fulgor,
tus cabellos plateados,
enroscados con amor.

Serán tus manos jazmín,
las que acarician mi alma,
por siempre flor de carmín,
rosa sin espina en calma.

Voz cantarina, suave nana,
arrulla mi frágil sueño,
cualquier duda vuelves vana
si de tu sabia me adueño.

Tu presencia me serena,
y tu historia me embelesa,
sin embargo ahora te digo,
nada es cierto… Es una pena.

Tu amor nunca existió,
un falso recuerdo sin más,
ni el abuelo fue real,
ni los tres en tierno abrazo,
nos fundiremos jamás.

Tú, mi querida abuela,
la que mi alma anhelaba,
más nunca te tuve de veras,
es la triste realidad.


©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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lunes

No puedo más!!

En las relaciones personales y amorosas,  muchas veces intervienen más de esas dos personas que en principio la forman. Y precisamente esas OTRAS, a menudo son también piezas clave y a tener muy en cuenta...
Samarcanda

!NO PUEDO MÁS!!

Samu miraba de reojo a la parejita, que parecía disfrutar con efusivo entusiasmo del momento. Sabía que se había vuelto curioso, aunque nunca antes lo había sido.

En otra época, semejantes muestras de cariño también fueron frecuentes, pero de repente se tornaron en violenta discusión, continuas e imprevisibles. Tan insostenibles que dieron lugar a la distancia. Ahora todo era diferente, ella miraba a Javier con ternura y Samu percibía como de sus ojos prendían lucecitas. Por una parte le agradaba que los gritos hubieran cesado, que las risas y los abrazos se sucedieran, sin embargo, algo dentro le advertía de un peligro inminente. Y algo, aun más adentro le decía que no serían amigos. Que él y Javier, compartían una enorme afición por la misma mujer y que eso podía ser insalvable.
No había duda, Katy tenía unos dulces ojos que ya no lloraban, que ya no reflejaban miedo, ni rencor y era obra del tal Javier. Había conseguido que la eterna sonrisa de ella volviera de nuevo, llenando toda la casa como en otro tiempo. Siguió observando distraído, mientras la pareja obviaba su presencia y él fingía estar muy entretenido con otras cosas. Pero su cabeza y sus pensamientos seguían sentados en la misma mesa de café donde ambos reían y se dedicaban caricias.

No, definitivamente no iban a ser amigos. Sintió que una rabia le arañaba por dentro y que no podía hacer nada al respecto, aunque Samu aun no le ponía nombre, eran celos. Unos celos que iban aumentando por momentos, hasta convertirse en enormes cuando Javier se empeñó en aferrarse al cuello de ella. Antes, todas esas caricias eran suyas. No pudo más. De repente, se levantó de un salto y espetó:
-A ver, mami ¿Este señor se va a quedar para siempre?

©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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